top of page
FILM_DG-8.jpg

Fotografía en película

En un mundo dominado por lo digital, fotografiar una boda en película de 35 mm es un acto de paciencia, arte y alma. Cada fotograma importa. No hay pantalla que revisar, ni "borrar y rehacer"; solo la certeza de que la luz, el ritmo y la emoción se unieron en ese momento irrepetible.

La película tiene su propia magia: colores orgánicos, texturas delicadas y una profundidad que no se puede fabricar, solo se puede sentir. Revelar cada rollo es como abrir una cápsula del tiempo: las sonrisas, las miradas, las manos entrelazadas... todo aparece tal como era, con la hermosa imperfección que solo la tecnología analógica puede ofrecer.

Fotografiar una boda en 35 mm no es sólo documentar un día, es crear recuerdos que respiran nostalgia y siguen siendo tan auténticos como el amor que retratan.

Tómate tu tiempo: estas fotografías analógicas están hechas para saborearlas, no para tomarlas apresuradamente.

Cubrir la boda de Ana Pau y José representó un desafío excepcional. La fotografía análoga ofrece una oportunidad irrepetible, pero también conlleva un riesgo inherente: no existen pantallas de revisión, no hay segundas oportunidades ni ediciones posteriores. Es un ejercicio que combina técnica, sensibilidad artística, precisión y, en ocasiones, un toque de azar. El resultado superó mis expectativas. Los colores y los blancos y negros permanecen intactos, tal y como fueron registrados en el momento: sin correcciones ni modificaciones. Este logro fue posible gracias a un engranaje de esfuerzos que merece ser reconocido. Desde los proveedores de rollos análogos de la más alta calidad —Kodak Portra, Fuji e Ilford—, hasta la logística de paquetería que transportó el material a la Ciudad de México, donde un laboratorio especializado se encargó del revelado y la digitalización. Pero, sobre todo, gracias a la confianza depositada por los novios en mi trabajo. Para esta ocasión trabajé con un sistema dual: dos cámaras montadas en arnés, una análoga y otra digital, alternando entre ambas según la dinámica del evento. Esta coordinación no habría sido posible sin la colaboración de Helena Llum (@helenallum_), cuya mirada y talento fueron fundamentales. Mientras yo me sumergía en el lenguaje de lo análogo, ella registraba en digital con la certeza y la sensibilidad necesarias para que nada quedara fuera de la historia. Estas imágenes trascienden lo documental: son un testimonio de la magia de la fotografía en rollo de 35 mm y de la emoción que me impulsa a seguir explorando este camino. Confío en que, al observarlas, puedas percibir la misma autenticidad y vitalidad que me inspiraron al crearlas.

bottom of page